El cerrajero
Últimamente se me resisten las cerraduras. Ya sabéis, si falla la batidora, se estropea también el microondas, y si es el ordenador, te quedas a la vez sin dvd y sin minicadena... Ley de Murphy, dicen.
Bueno, pues últimamente debo tener un toque mortal, porque las puertas se me resisten y ya me he cargado una llave.
Así que hoy, con la tercera puerta que me daba problemas (que encima no es la de mi casa ni nada) ha habido que llamar al cerrajero.
Y ha venido el cerrajero!!
Y en lugar de eso, aparece un macizo. Un chico joven, de ojazos azules, con chupa de cuero y un puntito, eso sí, de "no-apto-para-presentarselo-a-tu-madre". Ni falta que hace.
Bueno. Después de pegarle unos tremendos talegazos a la puerta, no sé muy bien con qué herramienta (porque yo le oía pero no le veía) ha arreglado la cosa por un precio nada módico.
Y mientras me hacía la factura ahí mismo, yo aspiraba su olor a limpio, tan diferente - otra vez- de lo esperado. Aysh.
Viva el cerrajero, viva!!
P.D.- Prima, si se te "estropea" alguna cerradura, te paso su teléfono...
P.D.2.- Él, si llegaras a leer esto... bueno, ya sabes, es literatura. O algo así :P